Bueno, bueno, pues llegó el fin de semana anual en el que quedamos todos los habituales (e incluso los no habituales) y nos vamos de camping a cualquier playa con marcha adyacente. Hay que decir que este año el número de reunidos era más que aceptable, llegando a un número tan bonito y redondo como es el de diez (10). Como objetivo a destruir, nos fijamos Ribeira, en donde ya habíamos estado hace más o menos unos 6 o 7 años, y cuyo camping de Coroso nos había dejado muy buenos recuerdos.
El viernes salimos tarde, muy tarde, a eso de las 16:30, con lo que incurrimos en la ira de Diancecht que no cesó de criticarme el no haber salido juntos a las 9 de la mañana para ir montando las tiendas...claaaaaaaaro, Diancecht, claro. La ruta hacia Ribeira la teníamos clarísima, es decir, Santiago-Padrón-Ribeira. ¿Qué es lo que produjo que nos llevase más de tres horas alcanzar nuestro objetivo?. Pues una maravilla de la técnica, el puto GPS Navman de Eduardo, que no sé qué coño le pasaba (él afirmaba que no lo tenía actualizado), pero nos hizo meternos en áreas de servicio extrañas, dar mil vueltas en un pueblecillo, pasarnos del punto de llegada, y lo mejor es que Eduardo parecía no ver más allá de la jodida pantalla de su pequeño artefacto demoníaco. Imagínense. Teníamos que llegar a un camping (Las Dunas). Recta de la hostia. Cartel a la derecha que pone "Las Dunas". Él, delante, con su coche. Vemos que pasa del letrero y sigue adelante, porque su GPS no le indicaba que torciese....risas mil al llegar a cuenta de los ciento y pico eurazos que le costaría el cacharro, suponemos que sería de una tienda de atrezzo chino.
Bueno, llegamos al camping, pequeño, lleno de viejunos y sin agua caliente (lo más que salía era templada, pero poco, y con cambios bruscos que hacían removerse en la tumba a la madre del que las instaló). Los dueños, cómo no, unos frikis de cuidado, pero he de decir que mucho más extraños y rednecks eran los que lo cuidaban por el día que el vigilante nocturno, que sólo decía ("silencio, por favor, silencio...."). El último detalle que tuvieron nos dejó patidifusos. No querían cobrarnos hasta que tuviésemos los cuatro coches en la puerta y todos cargados, suponemos que por si nos pasábamos un poquito de las 12 y así cobrarnos un día más....!Miserables! ¡Pero si el camping estaba vacío! ¡Que os lo vais a comer con patatas! ¡Así os pudrais!.Aaaaah, camping "Las dunas", qué bello paraje.
Bueno, pues el viernes lo pasamos buscando un campingen dónde instalarnos. Colocamos las tiendas, cenamos (en medio de la cena apareció Nicky Hayden con su acompañante de Kentucky), y comenzamos el gambiterismo ribeirense. ¿Cómo decirlo? La marcha en Ribeira no está mal, aunque carece de pubs propiamente dichos, son como cafeterías sin mesas ni sillas con la música un poco alta. Quizá realmente la marcha en Ribeira sea mala, muy mala, incluso pésima, pero nosotros teníamos mucha voluntad, y como decía Hitler, la volutad triunfa por encima de las adversidades. Inmersos en una miríada de populacho rural, escuchando temazos de ayer y de hoy como "eu gosto de mamar nos peitos da cabritinha", nos dieron las seis de la mañana, hora bruja en que morían los bares y nos encontrábamos sin ningún otro lado al que ir. Faltaba un sitio más en Ribeira, sólo uno más, una discoteca, un disco-pub, un karaoke, un guateque privado, un cuarto oscuro de 300 metros cuadrados, aunque fuese un local privado en el que estuviesen celebrando un cumpleaños....!lo que fuera!. Pero no...la Nada más absoluta y la desolación nos invadió, y nos fuimos al camping con la sensación de que aún dábamos para más...Seguiremos relatando...