
Siempre han existido artistas atormentados que han intentado, a veces con éxito y a veces -en los casos más felices-sin éxito, destruir su propia obra...Se conjugan en ellos de manera harto poderosa lo apolíneo y lo dionisíaco, sus ansias de creación de belleza con una desesperada actitud de destrucción. Quizá se dan cuenta que su arte, por muy potente y genial que nos parezca al resto de los comunes y mediocres mortales, no es más que un tímido y pobre reflejo de su interior, por lo que, no contentos con el resultado, no quieren legar a la posteridad una herencia que les parece demasiado pobre como para que sean conocidos ad perpetuum por ella. Cuantan que, por ejemplo, Franz Kafka, (supongo que cansado de las bromas que le hacían sus compañeros de clase con lo de "kafka, kafkiano"), le pidió a un familiar suyo que destruyera todos los manuscritos que había escrito durante toda su vida. El familiar hizo caso omiso de la última voluntad del moribundo Franz, y lo publicó. Supongo que se estará removiendo en la tumba, todavía. Hay más ejemplos, como Van Gogh, Miguel Ángel, etc,pero ninguno que nos haya dejado una huella tan imborrable como nuestro autor de las canciones más bailadas del verano. Georgie Dann. Evidentemente este artista integral del arte de Melpomine y protegido de Santa Cecilia ha pasado por una fase de autodestrucción, pero ante la imposibilidad maniefiesta de acabar con todos los ejemplares que de su arte inundan tiendas de discos (si es que queda alguna), gasolineras y mercadillos varios, ha decidido autodestruirse componiendo un tema que,cual bomba atómica sobre el atolón de Mururoa, destruya todo aquel bello coral en forma de notas musicales que nos hacía tan agradables los veranos. Así nos hemos quedado este año...sin canción del verano, con un poso en la conciencia de que podríamos haberle hecho sentir nuestro apoyo de otra manera al viejo Dann...¿en qué hemos fallado sus fans?...¿EN QUÉ?. ¿Por qué odia el verano ahora??