Me encanta el primero de enero, es un día que ya está perdido de antemano, no existe como tal, por lo tanto el tiempo que tenemos es, digámoslo así, como de regalo. Ésto permite, por ejemplo, como es mi caso, pasarme desde que me desperté (a las 15:30), hasta que me fuí a la ducha (20:00), en cama metido leyendo (El rastro de Cthulhu, de August Derleth, ya lo comentaré) y dormitando intermitentemente. Una leve parada en este maratón de refocilamiento sabanil me sirvió para procurarme un poco de alimento (filetes de lomo con patatas y pimientos). Me sentí tentado en algún momento a dirigir mis pasos al sofá para ver si ponían alguna peli de aventuras antigua, que es lo que verdaderamente me apetece ver todos los primeros de año, algo así como "Furia de Titanes", "Simbad el Marino", "Jasón y los Argonautas", o cualquiera en la que salgan efectos especiales de Harryhausen. No sé por qué, pero me lo pide el cuerpo. Feliz año 2008.