jueves, 8 de noviembre de 2007

Acero Azul


Mírame a los ojos. Sabes que eres mío. Que con uno de mis hercúleos brazos podría aniquilarte. Hacerte picadillo. Podría romper tus huesos uno a uno, saboreando tu dolor. Lo sabes, y me temes. Conoces mi potencial para hacer que sufras. En las noches de insomnio, cuando las luces parpadeantes de los neones de la ciudad se filtran entre las rendijas de tu persiana e iluminan tu cuarto dibujando formas de colores en tus sucias paredes, en ese momento en el que la soledad reina en tu vida, ves mi cara y un escalofrío recorre tu espina dorsal. Si, me tienes miedo. Me desprecias. Te crees, en el fondo de tu alma, mejor persona que yo. Y éso, al fin y al cabo, me gusta. ¿Qué sería de vosotros, cucarachas bienpensantes, si os faltasen tipos como yo?. Me gusta ser el malo de la película, me encanta que os comparéis conmigo y éso os haga sentir bien, cómodos en vuestras poltronas de apacible pensamiento único. De todos modos, sé que en el fondo de vuestras almas pacifistas, me adoráis. Veis en mi, aunque nunca lo reconoceréis, al ideal de Leonardo, de Rafael, de Miguel Ángel, sabéis que soy el nuevo hombre renacentista. Capaz de trabajar mis abdominales con la misma paciencia y ardor con el que después me entrego a la meditación y a la escritura...tengo poder, tengo pelazo, tengo un cuerpo de escándalo...y tú, joven español, puedes tenerlo también. Ámame y serás amado.