sábado, 22 de agosto de 2009

LA MÁSCARA DEL DEMONIO, de Mario Bava (1960)



Seguimos con el recorrido por los grandes clásicos del terror, y siguiendo con las máscaras, pues ésta es la que toca. La mejor película de terror italiana que yo haya visto, y la mejor sin duda del director que dotaría de carta de naturaleza a éso que se le ha venido a llamar "Terror Italiano" -lógico-. Por cierto, los de la revista Quatermass han sacado un nuevo número dedicado por entero a ese género, aunque a 40 eurazos del ala, por lo que no seré yo quién se lo compre. (Aunque sería un buen regalo, jeje). La película narra la típica historia (en este caso, sacada de un relato de Gogol) de la vampira-bruja que vuelve a la vida para vengarse de aquellos que la han condenado a la hoguera, con el aliciente de que el director es Bava, el blanco y negro proporciona unas atmósferas impresionantes,y la chica es Barbara Steele, una de las grandes musas desde entonces del cine de terror, con su característica melenaza morena y esos ojos pintados que años después copiaría Cassandra Peterson para su personaje de Elvira.

De las escenas más destacables, me quedo con unas cuantas:
1. El principio, sin lugar a dudas. La bruja está atada a un poste, y le clavan la máscara metálica en la cara después de que lance una recua de improperios a la multitud. Es la imagen que se me ha quedado siempre de esta película, más que nada porque una vez, siendo pequeño, empecé a verla pero me quedé a escasos minutos de empezar, porque me tuve que ir a cenar a no sé donde. Posiblemente sea lo mejor de la película. El mazazo es espectacular, duele.
2. Las actitudes totalmente hooligans de los dos médicos (sobre todo el mayor) cuando entran en la cripta abandonada por primera vez. Más que doctor, el hombre parece un gamberro o un concejal de turismo, rompiéndolo todo y sin pestañear. Rompe el órgano, el féretro, coge la máscara y la deja por ahí tirada...mal sabe él que sus acciones de kale borroka decimonónica tendrán una terrible consecuencia...por lo que podemos ver la peli como un alegato a favor del civismo y de la conservación del patrimonio.
3. La aparición de Barbara Steele con los perrazos. Imponente, oiga!


El elemento desencadenante

4. El final, con ese pedazo gazapo de script, según el cual la mujer pasa a tener y no tener crucifijo dependiendo del vampiro que la ataque, a mayor gloria del guión.
Bueno, en fin, una película agradable, aunque a veces se hace un poquillo aburrida en el medio. Pero, como en el caso de Price, merece la pena verse por la actriz, todo un mito del cine de terror.