
Este domingo al salir de casa tuve la sensación de que se había acabado ya definitivamente este verano tan poco veraniego. Al salir de casa para ir a la de mi hermana, que decidió arrancarme de mi dieta de pizzas CasaTarradellas invitándome a comer una foundue de carne de la que dí buena cuenta, ya noté que la temperatura había bajado sensiblemente. Estando comiendo, empezó a tronar y a llover, y cuando salí otra vez a la calle, olía a pavimento mojado, y supe que se había acabado...no era el mismo olor, o al menos así me lo pareció, de otros días que había llovido este verano. Era el olor del otoño que se nos viene encima...olor de chaquetas mojadas, de capuchas empapadas, olor de salir del trabajo, de hacerse de noche a las ocho de la tarde, de tomarse un café en el Manolo´s y dejar colgadas en el perchero las prendas de abrigo. Una sensación agradable, en definitiva.