Al llegar a casa por la noche nos hemos topado con un edicto en el portal en el que se avisaba que, en reunión extraordinaria de la Sacrosanta Comunidad, se había prohibido la existencia de, cito literalmente "animales de cuatro patas (perros, gatos...) en el edificio". Que cara se nos quedó a los dos, era algo así como una mezcla de estupefacción, vergüenza ajena e idiocia, o, como diría el nunca suficientemente laureado Gilnor de Aceveda, "se asomó a nuestra faz una sonrisa furiosa". !Qué desolación nos asaltó cuando llegamos a casa y vimos a Diogenes, que había pasado en unas horas de amo indiscutible del hogar a perseguido proscrito, y todo por una resolución de la "máquina con el corazón frío" que es la Comunidad. Nos vino a saludar, como siempre, desconocedor de su fortuna, como si nada pasase, como si su vida y sus ilusiones no fueran a perderse para siempre como lágrimas en la lluvia...Llegamos al salón, y allí estaba ella, Lúa, ausente de toda preocupación que no sea la de buscar una cara en donde arrimar sus posaderas...
"Primero se llevaron a los gatos, y yo no hice nada, porque no era un gato.
Después se llevaron a los perros, y yo no hice nada, porque no era un perro.
Después se llevaron las zarigüellas, y tres cuartos de lo mismo.
Después vinieron a por mi, pero no estaba, dijeron que volverían, y hasta ahora."
Mañana habrá que tener una conversación con el Presidente. A ver qué va a ser ésto. Por el amor de Cliff!.