
En épocas de crisis como la que estamos viviendo, siempre está bien mirar atrás y ver que, para crisis crisis, las de postguerra. Eso si que eran crisis, CRISIS con mayúsculas, las madres de todas las crisis. Y de eso va esta película, obra cumbre de eso que se le ha venido en llamar Neorrealismo italiano, que a finales de los años cuarenta reaccionó contra los melodramas epopéyicos propios de la época de Mussolini y se dedicó a sacar las cámaras a la calle para filmar la realidad directamente. De hecho, el protagonista de ésta no era actor profesional, sino un simple trabajador de una fábrica de armas, a la que volvió una vez terminado el rodaje. El pobre, cuando entró en quiebra la empresa para la que trabajaba, decidió volver a probar suerte en el cine, pero sin ningún tipo de éxito.
La historia trata de un hombre al que le roban la bici, que era lo que le proporcionaba un trabajo de cierta estabilidad, y su búsqueda subsiguiente...y nada más. Vamos, que no hay más que esto, ni falta que hace. Ver al hombre este, con una cara de tiempos pasados que hace que se parezca al abuelo de cada cual (más o menos, tiene esa cara que vemos en las fotos de las despedidas de los emigrantes a América de los años 30 o 40), y sobre todo, ver a su hijo acompañándolo, en lo que para mí es la mejor interpretación infantil que vi hasta el momento (sí, incluso mejor que Makaulay Kulkin, imagínense el prodigio) es un gustazo. A los quince minutos parece que va a ser de llorar hasta no parar, pero después la cosa gira por otros derroteros, no se hace nada cursilona y mantiene muy bien la atención hasta el final, o sea que la recomiendo fervientemente, una vez que se han dejado atrás los prejuicios de "peli cultureta", que bueno, es cierto que puede oler a eso, pero da igual, que es muy buena y se ve muy bien, y además es cortita, cosa que yo agradezco mucho en una película en la que no salgan hobbits.
Como ejemplo, pongo una escena muy bonita, del padre y el hijo, desesperados por no encontrar el objeto de deseo, ahogan sus penas en un restaurante, en el que hay un niño rico muy feo: